
Autor: Silvia Lozano Venegas
La Castañeda es un lugar único en Cuernavaca. Es toda una experiencia, no sólo para el sentido del gusto y del olfato como la mayoría de los lugares donde venden comida; este restaurante ofrece, además, placer a los sentidos del oído, el tacto y la vista.
Inspirado en la cultura indígena de la montaña alta de Guerrero, en este giro localizado en la calle Hidalgo (número 7) casi esquina con Galeana, los apasionados por la cocina mexicana podrán disfrutar once diferentes platillos guerrerenses, en cazuelas de barro, ensaladas, postres y de cortesía una jarra de agua de sabor.
Los comensales podrán servirse las veces que deseen, a un precio accesible, porque es buffet.
Todos los días, los comensales podrán degustar diferentes guisados como: chile ajo, mole mixteco, asado de puerto, tacos dorados con papa y verdura, ejotes con queso, chiles rellenos, huauzontles con queso, pastel azteca, entre otros, en un ambiente limpio y agradable.

Las cazuelas de barro con los guisos están colocadas sobre anafres, por lo que todo el tiempo la comida está caliente.
Por las mañanas, a partir de las ocho horas y hasta las dos de la tarde, la Castañeda también ofrece desayunos accesibles, que incluyen un guisado, jugo o fruta, te o café.
Las recetas son tradicionales y las manos que las preparan son indígenas de la montaña alta.
La Castañeda también es único por su decoración: hay murales representativos de fiestas tradicionales y personajes propios del sur, como el jaguar (o tigre), personas con rasgos y vestimenta indígena; máscaras de jaguar, flores elaboradas con hojas de tamal, piezas de otate, carrizo. Y en el ambiente suenan chilenas, sones y demás música tradicional guerrerense.

Se distingue con facilidad porque en la puerta de estrada porque siempre hay un anuncio de felino amarillo y en la parte alta otro hecho con la técnica de cartonería tradicional.
Sin duda, es un concepto original y diferente a cualquier otro restaurante de Cuernavaca, que rescata la cocina de los indígenas de Guerrero y también parte de su cultura y su vestimenta: en La Castañeda se puede encontrar (y adquirir) blusas bordadas, alhajeros, muñecas, entre otras artesanías.
Los fines de semana, los artesanos montan exposiciones y venta de artesanías para hacer trato directo con los clientes.
La Castañeda es ideal para celebraciones como cumpleaños, bodas, bautizos y otros acontecimientos especiales; además de conferencias de prensas y otras reuniones, ya que cuenta con un primer piso y dos terrazas con hermosas vistas panorámicas de la ciudad.

El personal de La Castañeda está pendiente de cualquier detalle para satisfacer a los paladares más exigentes, siempre un una sonrisa y un trato cálido y amable, por lo que es una visita obligada en Cuernavaca, no sólo para saciar el estómago, sino también la mirada y pasar un rato agradable.