Al final de este viaje

 

 

 

 

Al final del viaje está el horizonte

Al final del viaje partiremos de nuevo

Al final del viaje comienza un camino

Otro buen camino que seguir descalzos.

Silvio Rodríguez

Por Laura Cevallos

Una de las características de este sexenio que hoy concluye, es la música; esa conexión con los sentimientos, poesía e instrumentos, que alegraron tantas conferencias de prensa mañaneras y, fiel a la amistad de Andrés Manuel, el hombre, con Silvio Rodríguez, el trovador, estas palabras resonaron en mi mente desde que se notificó que ayer era la última mañanera del sexenio de la Transformación.

Hacía meses que no escribía porque ha pasado mucha agua bajo el puente –de la que platicaremos en orden y con precisión más adelante– pero era inevitable que pusiera en palabras lo que hoy implica el final de este viaje.

Fueron 1438 conferencias matutinas, donde los periodistas a favor y los en contra, llevaron la voz de las personas para que, en un diálogo circular, se pudiera romper el cerco que rodeaba al presidente de otros tiempos y se contestaron todo tipo de encargos, y se canalizaron las peticiones de justicia más añejas y más nuevas. Como nunca antes, este sexenio se siente de la gente porque, por primera vez, fue el gobierno de todos.

Además de esas conferencias, hay que decir que, parafraseando al Presidente, ahora a México lo hacemos todos, pues, como nunca antes, nos hacemos parte de la vida pública del país, presenciando no sólo las conferencias de prensa del Ejecutivo Federal, sino también las del INE, el Tribunal Electoral, la Cámara de Diputados, la de Senadores y las discusiones del Congreso Permanente y somos corresponsables más cercanos de eso que les encargamos a ellos, por medio de nuestros votos.

Un sexenio diferente hasta en la temporalidad, porque duró 5 años 9 meses y en este tiempo se produjeron enormes avances en obras e infraestructura, en trabajo legislativo, en atención a las entidades, como si hubieran sido dos o tres periodos en uno solo, porque a AMLO le gusta despertar temprano y rendir todo el día.

Pero hoy fue el final de un viaje muy largo y muy corto, al mismo tiempo.

Mañana empieza otro viaje. Uno que parte de un mejor puerto, más llevadero y lleno de esperanza; uno en que la capitana es una mujer que tiene la misión de continuar el buen gobierno iniciado por Andrés Manuel. La primera Presidenta de un México humanista.

Pero sobre todo, mañana empieza el obradorismo. No solo la moda de decir quien se tomó fotos o votó o acompañó a López Obrador, sino el inicio de un legado que deberá transformar a fondo la forma de gobernar en los estados y el nivel de entrega de los servidores para que se note la diferencia de eso que tanto daño nos causó y que se hizo llamar gobierno, con esto, que hoy se llama la Cuarta Transformación.