Por Laura Cevallos
¿Qué es y para qué sirve el pragmatismo? No es otra cosa que poner en práctica esas ideas que, por ser utilitarias, parecen más importantes que las reglas y las personas. Es decir, si para conseguir un fin se deben pisotear los estatutos y reglamentos porque limitan el cómo conseguir lo que se busca, pues entonces no hace falta más que hacerse de la vista gorda ante realidades más grandes que cualquier montaña, (las catedrales nos quedan chiquitas), y ¡listo!, se consiguen los resultados sin miramientos. Y si eso parece desagradable, lo es más cuando se etiqueta esas “necesidades”, como mandamientos de un líder legítimo y admirado que además, tiene un peso moral irreductible, para que todos se ciñan al capricho de un grupo que, lo más probable, es que ni siquiera hayan pedido permiso para lucrar -de cualquier modo que les reditúe-, con el nombre de tal comandante. Dos ejemplos breves, al efecto.
El proceso electoral en Morelos se caracterizó por una falta de democracia interna. Los candidatos fueron impuestos arbitrariamente, sin considerar la opinión de la militancia ni los procedimientos establecidos en los estatutos del partido, ni en la convocatoria[i]. Todos los excesos pragmáticos, según se requería, se justificaban con “así ha sido siempre”, o “lo ordena Andrés (AMLO)”; o “él aprobó personalmente todos los personajes que quedaron en las boletas”, peor aún “necesitamos arrebatarles la mayor cantidad de candidatos”. ¿De verdad, él gobernaba, supervisaba obras, atendía todas las funciones y encima se tomó el tiempo de vulnerar su propia visión y los estatutos para complacer a personajes que se disputaban el poder local?
La discusión y aprobación del reglamento de Morena, hoy, en la Cámara de Diputados, nos retrotrae a las prácticas autoritarias del pasado, cuando un solo individuo podía controlar el destino de un partido político. La figura de Pedro Haces se erige como un nuevo cacique, con facultades que ponen en riesgo la pluralidad y la democracia al interior de la Cámara. Como en los tiempos rancios del tricolor, se quiere utilizar la figura del vicecoordinador y se envió un mensaje a los diputados para que votaran a mano alzada, para aprobar el reglamento y para que se vea quienes no están de acuerdo con este tribuno, quien lanzó la idea de que la Presidenta Claudia es quien lo ordena.
Sí, sabemos que en una arrebatinga de puestos, no puede haber comisiones para todos, pero querer acaparar los cargos para tener poder de manipulación es muy priísta. Peor, cuando se ejecutan acciones pragmáticas saltándose las reglas establecidas para ejercer presión y haciendo gala de una orden que, lo más probable, es que no exista ni existiera, por respeto a las reglas con las que deben conducirse los representantes del pueblo.
No necesitamos hacer lo que se puede, sino lo que se debe, porque las reglas están ahí para que nadie se las salte y obtenga beneficios o ventajas ilegítimas.