Tomy Cibeles
Cuernavaca, Morelos; 3 de septiembre de 2021. Con visible indignación, participantes del Premio de Ensayo Literario Malcolm Lowry 2021 y promotores culturales denunciaron ante este medio que el jurado de este certamen mostró sus más profundas deficiencias al incluir a personas que no tienen nada que ver con el género del ensayo.
Las instituciones convocantes -la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL)-, a través de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), en conjunto con el Gobierno del estado de Morelos, mediante la Secretaría de Turismo y Cultura estatal, y el jurado conformado por Ricardo Echávarri y Braulio Hornedo incurrieron en una grave falta de ética al permitir que una autora como Kenia Cano, quien desafortunadamente no cuenta con una trayectoria en el género de ensayo que le permita tener las herramientas para dictaminar textos de esa disciplina, haya sido jurado de este premio, ahora desprestigiado, por lo cual resulta lamentable que haya sido incluida en la mesa de dictaminadores de este año.
Denuncian que “es un acto de corrupción que una persona que no tiene ni un solo libro de ensayos publicado sea jurado de un premio tan importante. Y si la señora tiene libros de ensayo que los dé a conocer, una persona que no ha practicado un género no tiene por qué ser jurado de lo que ignora. El error consiste en creer que porque la señora escribe poemas ya puede dictaminar ensayos, o que por escribir versos se puede ser todóloga; se trata de alardear que se abarca mucho, es la fanfarronería de las mafias literarias la que quedó expuesta, la ambición y las ganas de tener poder por encima de la ética y la honestidad”, puntualizaron.
Al consultar las diversas plataformas, es claro que a Kenia Cano se le identifica con la poesía y la fotografía, y no con el ensayo, tal como la ficha del Periódico de Poesía de la UNAM lo expone: “Es poeta y artista visual. Autora, entre otros, de los libros de poesía Oración de pájaros (2004), Del amor ileso (2008), Un animal para los ojos (2009) y Las aves de este día (2009), por el que recibió el Premio Iberoamericano de Poesía Carlos Pellicer. Entre sus libros de artista, donde se combina lo visual y lo textual, se encuentra Imágenes para la boca inquieta de mi padre (2016). Su libro más reciente es Diario de poemas incómodos (2017), que incluye una muestra fotográfica de un diario intervenido”. Información verificable en: https://periodicodepoesia.unam.mx/autor/kenia-cano/
Agregaron que es una pena que personas que han sido producto de una institución tan cuestionada como el FONCA, la cual ha fabricado por años trayectorias hechizas, sigan causándole daño a la cultura en Morelos y en el país, sumiendo a las instituciones culturales y a sus convocatorias en un agujero negro de corrupción, pues Kenia Cano, pese a su ignorancia respecto a la disciplina del ensayo, se prestó y se atrevió a ser cómplice de un dictamen cuestionable, cuando sabe que no está capacitada para ejercer una opinión al respecto, pues no tiene ninguna trayectoria en esa disciplina, faltándole al respeto al premio, a la ciudadanía, a los concursantes y al público lector, pues carece de ética; sin embargo, Kenia María Cano Briseño le apuesta a la amistad de muchos años que tiene con el señor Ángel Gustavo Cuevas García, quien ha sido el contacto para que la incluyan en estos certámenes.
Lo usual, agregaron, es que en estos certámenes sea convocada una eminencia que domina un género, y que ha obtenido premios, reconocimientos, y que además tiene obra publicada que avala la calidad de su trabajo y su trayectoria, y no una persona que desconoce todo de la disciplina del premio.
“No se puede convocar a un astronauta a dictaminar cosas del mar”, añadieron.
“Curiosamente” Kenia Cano obtuvo el Premio Iberoamericano de Poesía Carlos Pellicer 2010, mientras que a Ángel Gustavo Cuevas García le fue otorgado el mismo premio en 2011, el cual fue cuestionado de forma escandalosa porque uno de los jurados fue su incondicional Alfonso de Aquino, a quien por años le dio trabajos, tales como la realización de prólogos y la edición de libros en el Fondo Editorial del Estado de Morelos, dato que puede corroborarse en las páginas legales de los libros editados por el fondo editorial en mención. Para más información, aquí la liga: https://launion.com.mx/morelos/sociedad/noticias/28371-viciado-el-certamen-del-%E2%80%9Cpremio-iberoamericano-bellas-artes-de-poes%C3%ADa-carlos-pellicer%E2%80%9D-coinciden-juristas.html
¿Y quién es Ángel Gustavo Cuevas García?
En la Secretaría de Turismo y Cultura, el señor Ángel Gustavo Cuevas García, siendo ex funcionario de Graco Ramírez se encuentra a cargo del Fondo Editorial de la institución, la cual parece ser más un fondo de publicaciones feministas que un fondo dedicado a la cultura, afirman los afectados de estas políticas, pues al parecer se han dedicado a publicar sólo libros de mujeres; el 95 por ciento de sus publicaciones son monotemáticos, por lo cual manifiestan que “ahí no es el Instituto de la Mujer, ya hay instituciones encargadas de apoyar publicaciones de mujeres, pero como ahí trabajan feministas, es una pena que todo se vea con esa visión sectaria y fragmentada”, han convertido a las instituciones de la cultura en algo privado y elitista, el fondo editorial no fue creado para eso, las mujeres que ahí trabajan se quejan del machismo, pero no de las corrupción de sus jefes, a quienes solapan y protegen, apuntaron.
Al parecer la administración de Julieta Goldzweig Cornejo, titular de la Secretaría de Turismo y Cultura, para dar empleo, impuso como requisito indispensable haber pertenecido a una o varias administraciones cuestionadas, ya que Ángel Cuevas labora ahí desde el sexenio del represor Sergio Estrada Cajigal, trabajó también en el sexenio de lavado de dinero de Marco Adame Castillo (al igual que Anahí García, quien se encuentra a cargo de la Dirección de Publicaciones de dicha secretaría) y en el gobierno de Graco Ramírez. Ángel Cuevas también laboró con su amigo incondicional Jesús Zavaleta Castro, funcionario que, según el semanario Proceso, fue señalado por traficar con arte sacro en Morelos bajo el protectorado de Alfonso Toussaint Schneider (en cuya administración desapareció la camisa de Zapata depositada en el Museo de Tlaltizapán). Jesús Zavaleta Castro sustrajo y se llevó a su casa el “Manifiesto de Zapata al pueblo de Morelos” y es amigo incondicional de Ángel Cuevas; Zavaleta Castro se llevó a su casa un documento histórico, por lo cual fue denunciado por la Fiscalía General del Estado (https://gobierno.morelos.gob.mx/noticias/presentan-denuncia-por-desaparicion-de-documento-historico-firmado-por-emiliano-zapata).
Ángel Cuevas, señalan, es producto del antiguo Instituto de Cultura de Morelos y de las viejas prácticas de ese elefante blanco, en el cual laboró Jazmín Anahí Valadez García, quien no cuenta siquiera con un mínimo currículum que la respalde para asumir el cargo de directora de Publicaciones, ¿quién la puso ahí, o quién la respalda? Según el portal de Transparencia, Jazmín Anahí Valadez García sólo cuenta con una licenciatura en Administración de Empresas, no cuenta con estudios complementarios.
Su historial laboral es el siguiente:
-Consultorio médico Dr. Silverio Caballero: asistente y recepcionista, abril 2000 a octubre 2001.
-Bridgestone Firestone de México, planta Cuernavaca: becaria del Departamento de Aseguramiento de la Calidad (prácticas profesionales), noviembre 2001 a abril 2002.
-Scotiabank Inverlat: cajera, abril 2004 a febrero 2005.
-Instituto de Cultura de Morelos: jefe de Exposiciones del Departamento de Promoción y Difusión Artística, noviembre 2004 a marzo 2005.
-Coordinadora de Promoción y Difusión Artística, febrero 2005-febrero 2006.
-Encargada de Despacho del Centro Cultural Infantil La Vecindad, mayo a junio 2007.
-Coordinadora de Promoción y Vinculación Operativa, febrero 2006 a la fecha.
Información verificable en: http://www.transparenciamorelos.mx/sites/default/files/Jazmin%20Anahi%20Garcia%20Valadez_0.pdf
Como es evidente, Valadez García no tiene nada qué ver con el mundo del libro y de las publicaciones y sí con los bancos y las llanteras; sin embargo, se asume como protectora del señor Ángel Cuevas como pago de mutuos favores que ambos se han hecho en su larga amistad de décadas. Cuevas García ha sido denunciado en diversos medios por las irregularidades que perpetró cuando fue organizador del Premio de Ensayo Literario Malcolm Lowry. Las declaraciones de Arturo Gutiérrez Luna publicadas el 27 de noviembre de 2011 en el diario La Unión de Morelos son contundentes al afirmar: “Cuando, en 2004, concursé en el premio Malcolm Lowry de ensayo, luego de que mi trabajo pasara a la etapa de finalista, a mí me ofrecieron D´Aquino y Ángel Cuevas que les diera la mitad del premio, a cambio de fallar en mi favor ” (…) “Ahora, este enésimo fraude viene en paquete mancuerna, con los mismos personajes, con otras víctimas, pero en detrimento del prestigio de otro importante premio literario”.
Actualmente y de forma irónica, como una burla para la cultura en Morelos, Ángel Gustavo Cuevas García es quien coordina la organización del Premio de Ensayo Literario Malcom Lowry, a pesar de estos antecedentes y de sus añejadas prácticas de corrupción, que han gozado de sendas páginas de denuncias en diarios de Morelos. Lo que no se explica la comunidad artística es cómo, a sabiendas de todos estos antecedentes, la titular de la dependencia mantiene y encubre a estos hampones de la cultura que pretenden hacer del quehacer cultural una mafia; la pregunta es: ¿No hay en Morelos personas más capacitadas y honestas?
La comunidad artística y cultural exige una limpia institucional y el despido inmediato de Jazmín Anahí Valadez García y de Ángel Gustavo Cuevas García, por el pésimo manejo de la Dirección de Publicaciones, del Fondo Editorial y del Premio Malcom Lowry, y también exigen la renuncia de la señora María Elena González, amiga incondicional de Cuevas y de García, servidora añeja de las cortes de la cultura, quien tiene secuestrado el Jardín Borda, pues la comunidad cultural se queja de que esta señora maneja las salas del recinto a capricho y no le da acceso a la ciudadanía por considerar que “los campesinos y los ciudadanos son ignorantes”; es decir, le presta las salas sólo a sus amigos para presentar libros y realizar cocteles elitistas. Así el racismo y el clasismo de esta señora, quien ocupa como sala de su casa el Jardín Borda.